Comencé mi periplo en el ámbito literario escribiendo poesía. Tenía la tierna edad de diecisiete años, un umbral que se iluminaba con las posibilidades del mañana, aunque, en mi pequeño Barahona, los volúmenes de poesía que arribaban al Ateneo eran tan contados que a menudo parecían espejismos en la desmesura…